Si quieres la bendición de Dios en tu vida y que te conozcan
como su hijo, debes aprender a ser pacificador.
Jesús dijo:
“Dichosos
los que trabajan por la paz, porque serán llamados hijos de Dios”.Mateo 5:9.
Fíjate que Jesús no
dijo: “Dichosos los que aman la paz”, porque todos la amamos. Tampoco dijo:
“Dichosos los pacíficos”, que nada los perturba. Al contrario, afirmó:
“Dichosos los que trabajan por la paz”: los que activamente procuran resolver
los conflictos. Los pacificadores son difíciles de encontrar porque la
pacificación es una tarea difícil.
Trabajar por la paz no es evitar los conflictos. Huir de los
problemas, aparentar que no existen o tener miedo de hablar de ellos es
cobardía. Jesús, el Príncipe de Paz, nunca tuvo miedo al conflicto. En cierta
ocasión hasta lo provocó para bien de todos. A veces necesitamos evitar los
conflictos; otras, necesitamos crearlos; y, aun otras, resolverlos. Por eso
debemos orar pidiendo la guía continua del Espíritu Santo.
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