Vivimos
en una sociedad, donde la perfección física está sobrevalorada. Para muchos la
belleza es muy importante, al nivel de ponerla por encima de cualidades mucho
más fundamentales y perdurables en el tiempo.
Es
terrible ver como existen individuos que dejan escapar a mujeres estupendas e
integrales por el simple hecho de no ser físicamente las más bellas.
Todas
las mujeres podemos ser bellas, porque la belleza viene de adentro hacia
afuera. La belleza física es subjetiva y lo que para uno resulta bonito, para
otro no lo es. En cambio, una mujer que independientemente de sus rasgos
físicos se preocupa por su cuidado personal, por arreglarse, por desarrollar su
parte espiritual, realizarse profesionalmente, cariñosa y simpática, va a
irradiar esa belleza interior y va a resultar atractiva a los ojos del mundo.
Es
trabajo de los padres, inculcar nociones y valores a sus hijas desde que son
niñas. Hacerles ver que la belleza física no es todo.
¡No
es suficiente con ser bonita! La sociedad sigue animando la belleza física que
es momentánea en lugar de fomentar las cualidades internas que permanecen en el
tiempo.
En la biblia, podemos encontrar varias referencias acerca de las mujeres bellas:
Como zarcillo de oro en el hocico de un cerdo es la mujer hermosa y apartada de razón . (Proverbios 11:22). En otra versión: La mujer bella pero tonta es como anillo de oro en la trompa de un cerdo. (Proverbios 11:22).
Aquí hablan de esa mujer que puede ser muy bonita, pero no tiene discernimiento (Juicio, Criterio)
Aquí hablan de esa mujer que puede ser muy bonita, pero no tiene discernimiento (Juicio, Criterio)
Hay una mujer hermosa, pero que
no tiene madurez de lo bueno que viene de Dios, no razona su identidad y no
puede maravillarse en lo bueno. No concibe que es una creación de Dios en fase
de desarrollo (Filipenses 1:6). Sin el juicio de lo bueno que es Dios, no logra
entender su valor, por ende se le compara a una joya preciosa que termina contaminándose
en un chiquero.
Otra mujer que la Biblia muestra
en Proverbios 31:18,22 y 25, es aquella
que tiene discernimiento de Dios. Si bien ella busca lo mejor para vestirse,
sabe que su primer accesorio para engalanarse es el honor y su fortaleza
interior. Es confiada, no se preocupa
por el futuro, porque confía en Dios. Su existencia espiritual se compara con
una lámpara que no se apaga de noche, lo que puede ser útil en cuanto a su relación
con Dios, porque aun en los momentos inciertos y oscuros confía en El.
Así que en fin: mujeres,
trabajemos en cultivar la belleza interior sin descuidar el arreglo
personal. (Que se entienda que no estoy diciendo que no nos arreglemos).
Aunque el físico se acaba y por la ley de la vida tenemos que
envejecer,
podemos continuar siendo atractivas e interesantes para nuestra pareja.
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