jueves, 8 de enero de 2015

La Inseguridad ¿Me acompañas a Orar por...?

Podemos movernos por la vida a las mil maravillas con la confianza en el amor de Dios, una Fe vibrante, y un sano sentido de la autoestima y, a continuación, ¡¡boom!!!, aparentemente de la nada nos golpeamos. De repente estamos caída abajo hacia la inseguridad. En un momento nos sentimos bien, pero  de repente nos sentimos ________ (llenar el espacio en blanco: fe@, imperfect@, insignificante, gord@, sol@, fuera de lugar, indign@... ¿me entienden la idea?).
 
Sorprendentemente, para muchos de nosotros, que no se necesita mucho para provocar inseguridad. Incluso las mujeres que han hecho grandes avances en esta área todavía pueden verse sorprendidas en una falta de confianza en sí mismo. Creanme, tengo amigas hermosísimas y aun así encuentran algo de porque estar inseguras. Creo que es importante como hijos de Dios, tomar en cuenta estas inseguridades y trabajarlas, para evitar que pueda transformarse en algo peor.


Una manera fundamental para estar en guardia es ser más conscientes de lo que causan nuestras inseguridades en el primer lugar.

Por ejemplo:

Crítica: Todos tenemos áreas de debilidad y no hay nada como una crítica para sacarlarla a flote. La crítica puede traer al instante inseguridades a la vida, afectando así nuestros pensamientos y emociones.

Un enfoque en lo Físico: Nuestros cuerpos son un regalo de Dios para nosotros y una parte importante de la vida, pero en nuestra cultura es muy fácil llegar a ser demasiado centrado en la apariencia. Sin ir muy lejos, miramos las redes sociales y vemos a SaschaFitness por ejemplo, o a cualquier modelo, mínimo queremos salir corriendo a escondernos --- (hablo por mi, y mi mal manejo de las emociones). Con esto no quiero decir que lo fitness está mal, para nada! Me encantaría ser como ellas, pero hay que entender que nuestro enfoque debe ser lo de Dios... Hay gente que pasa más tiempo haciendo ejercicio que orando.

Los mensajes de la infancia: Nuestro sentido de identidad se forja en la infancia y muchas de nuestras inseguridades también. Los mensajes de los padres, hermanos, amigos y maestros ayudan a formar nuestro sentido de lo que somos, lo que valemos, lo que tememos, y cómo nos relacionamos con los demás.

Comparación: Siempre hay alguien que es aparentemente más bonita, con más talento, más inteligente, o mejor pagado que nosotros. Hay alguien que parece tener un mejor matrimonio, sus niños se comportan mejor,  se le presentan más oportunidades, o simplemente más "bendiciones" de Dios. Compararnos con los demás provoca envidia, y la inseguridad le sigue rápidamente sobre sus talones.

• Deseo de aceptación: Anhelamos que alguien realmente nos acepte, anhelamos que alguien nos ame, pero nadie realmente puede satisfacer ese anhelo totalmente. Este deseo dado por Dios es en última instancia, un anhelo por lo que sólo Dios puede satisfacer. Irónicamente, este deseo también puede desencadenar inseguridades cuando ponemos nuestro enfoque en el amor de otros seres humanos y no en el verdadero amante de nuestras almas.
 

La inseguridad puede dañar nuestras relaciones, nuestra salud emocional, nuestro testimonio y nuestra fe!

Aunque no podemos controlar cómo otros nos ven o nos tratan, podemos tomar medidas para mantenernos fuertes y confiando en Cristo, firmes en nuestro sentido de valor propio. Busque la ayuda de Dios y de los demás.
Y aquí hay un buen lugar para empezar

 "Ya que eres precioso a mis ojos, digno de honra, y yo te amo..."(Isaías 43: 4).

 

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