Día 29
PROPÓSITO Nº 4
FUISTE FORMADO PARA SERVIR A DIOS
¿Qué somos?... Nada más que servidores por medio
de los cuales ustedes llegaron a creer, según lo que
el Señor le asignó a cada uno. Yo sembré, Apolos regó,
pero Dios ha dado el crecimiento.
1º Corintios 3:5-6 (PAR)
Acepta tu asignación
Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales dios dispuso de antemano
a fin de que las pongamos en práctica.
Efesios 2:10 (NVI)
Yo te he glorificado en la tierra, y he llevado
a cabo la obra que me encomendaste.
Juan 17:4 (NVI)
Fuiste puesto en la tierra para aportar algo.
No
fuiste creado sólo para consumir sus recursos, para comer, respirar y
ocupar espacio. Dios te diseñó para que hicieras una diferencia con tu
vida. Hay muchos libros que ofrecen consejo en cuanto a cómo obtener una
mejor calidad de vida, que por cierto no es la razón por la que Dios te
hizo. Fuiste creado para añadir vida a la tierra, no para quitársela.
Dios quiere que le des algo a cambio. Este es el cuarto propósito de
Dios para tu vida, lo que llamamos tu “ministerio” o servicio.
La Biblia
nos da los detalles. Creados para servir a Dios. La Biblia
dice:”Dios nos creó para una vida de obras buenas, las cuales ha
preparado para nosotros”. Esas “buenas obras” son tu servicio. Siempre
que sirves a otros de cualquier manera, verdaderamente estás sirviendo a
Dios y cumpliendo uno de tus propósitos. En los dos capítulos
siguientes verás cómo Dios te ha formado para este propósito.
Lo que
dios le dijo a Jeremías también es válido para ti: “Antes de formarte en
el vientre, ya te había elegido; antes de que nacieras, ya te había
apartado”. Fuiste puesto en este planeta para cumplir una asignación
especial.
Salvado para servir a Dios.
La Biblia afirma: “Él es quién
nos salvó y escogió para su obra santa, no porque lo merecíamos sino
porque estaba en su plan”. Dios te redimió para que hicieras su “obra
santa”. Tú no eres salvo por buenas obras, sino para buenas obras. En el
reino de Dios, tienes un lugar, un propósito, un rol y una función a
cumplir. Esto le da a tu vida un gran significado y valor.
Costó la
propia vida de Jesús comprar tu salvación. La Biblia nos recuerda que
fuimos “comprados por un precio”. No servimos a Dios por miedo, por
culpa o por obligación, sino con gozo y profunda gratitud por lo que ha
hecho por nosotros.
A Él debemos nuestras vidas. Gracias a su
salvación nuestro pasado ha sido perdonado, nuestro presente tiene
significado y nuestro futuro está asegurado. A la luz de esos beneficios
increíbles, Pablo concluyó: “Tomando en cuenta la misericordia de
Dios... ofrezcan sus vidas como sacrificio vivo, dedicado a su
servicio”.
El apóstol Juan enseñó que nuestro servicio a otros en
amor muestra que verdaderamente fuimos salvados. Él dijo: “Nosotros
sabemos que hemos pasado de la muerte a la vida porque amamos a nuestros
hermanos”. Si no amo a los demás ni deseo servirles, y si sólo estoy
concentrado en mis necesidades; debería preguntarme si Cristo está
realmente en mi vida. Un corazón salvado es uno que quiere servir.
Otro
término para el servicio de Dios, mal interpretado por la mayoría de
las personas, es la palabra ministerio. Cuando la mayoría de las
personas la escuchan, piensan en pastores, sacerdotes y clérigos
profesionales, pero Dios dice que cada miembro de su familia es un
ministro. En su Palabra, los vocablos servidor y ministro son sinónimos,
igual que servicio y ministerio. Si eres cristiano, eres un ministro y
cuando estás sirviendo, estás ministrando.
Cuando la suegra de Pedro
enfermó y fue sanada por el Señor, instantáneamente “se levantó y
comenzó a servirle”, aplicando la recepción del don de la salud. Esto es
lo que nosotros debemos hacer. Fuimos sanados para ayudar a otros.
Fuimos bendecidos para ser de bendición. Fuimos salvados para servir, no
para sentarnos y esperar el cielo.
¿Alguna vez te has preguntado por
qué Dios no nos llevó de inmediato al cielo en el momento que aceptamos
su gracia? ¿Por qué nos deja en un mundo caído? Él nos puso aquí para
cumplir con sus propósitos. Una vez que has sido salvado, Dios intenta
usarte en sus planes. Él te tiene un ministerio en su iglesia y una
misión en el mundo.
Llamado para servir a Dios. A medida que crecías,
pudiste haber pensado que ser “llamado” por Dios era algo para
misioneros, pastores, monjas y otros trabajadores de “tiempo completo”;
pero la Biblia dice que cada cristiano es llamado a servir. Tu llamado a
la salvación incluye el llamamiento a servir. Ambos son lo mismo.
Cualquiera que sea tu trabajo o carrera, estás llamado al servicio
cristiano a tiempo completo. Un “cristiano que no sirve” por definición
es una contradicción.
La Biblia dice: “Él nos salvó y nos llamó a ser
su pueblo, no por lo que hemos hecho sino según su propósito”. Pedro
añade: “Fueron escogidos para hablar de las excelentes cualidades de
Dios, quien los llamó. En el momento en que usas las habilidades que
Dios te dio para ayudar a otros, estás cumpliendo con tu llamado.
La
Biblia afirma: “Ahora perteneces a Él... de manera que puedas ser usado
para el servicio de Dios”.¿Cuánto de tu tiempo estás usando en servir a
Dios? En algunas iglesias en China, a los nuevos creyentes les dan la
bienvenida diciendo: “Jesús ahora tiene un nuevo par de ojos para ver,
nuevos oídos para escuchar, nuevas manos para ayudar y un nuevo corazón
para amar a otros”.
Una de las razones por las que necesitas
integrarte a la familia de la iglesia es para cumplir de forma práctica
con tu llamado a servir a otros creyentes, todo es importante. La
Escritura indica: “Todos ustedes juntos son el cuerpo de Cristo, y cada
uno de ustedes es una parte necesaria y separada de éste”. Tu servicio
se necesita con desesperación en el cuerpo de Cristo; pregunta en
cualquier iglesia local. Cada uno de nosotros tenemos un papel a
desempeñar; cada papel es importante. En ningún sentido hay servicio
pequeño para Dios.
Tampoco hay ministerios insignificantes en la
iglesia. Algunos son visibles y otros se desarrollan detrás del
escenario, pero todos son valiosos. Los ministerios, pequeños o
escondidos, a veces hacen una inmensa diferencia. En mi hogar, la luz
más importante no es la del gran candelabro que está en el comedor, sino
la de la pequeña lamparita de noche que impide que me golpee el dedo
del pie cuando me levanto en la noche. No hay correlación entre tamaño e
importancia. En asuntos del ministerio, todos dependemos unos de otros.
¿qué
pasa cuando una parte del cuerpo falla? Te enfermas. El resto de tu
cuerpo sufre. Imagínate si tu hígado decidiera comenzar a vivir por sí
mismo: “¡Estoy cansado! ¡No quiero servir más a este cuerpo! Quiero un
año de descanso; que sólo me alimenten. ¡Tengo que hacer lo mejor para
mi! Deja que otro tome mi lugar. ¿Qué podría pasar? Tu cuerpo podría
morir. Hoy miles de iglesias locales están muriendo porque los
cristianos se rehúsan a servir. Se sientan como espectadores, mientras
el cuerpo sufre.
Se te manda servir a Dios. Jesús fue inerrable:”Tu
actitud debe ser igual a la mía, porque yo, el Mesías, no vine a ser
servido sino a servir y a dar mi vida”. Para los cristianos, el servicio
no es opcional, sino algo que debe estar arraigado en nuestros horarios
si escatimamos el tiempo. Es el corazón de la vida cristiana. Jesús
vino “a servir” y “a dar”, y esos dos verbos también pueden definir tu
vida en la tierra. Servir y dar, en resumen, son el cuarto propósito de
Dios para tu vida. La Madre Teresa dijo una vez: “Vivir en santidad es
hacer la obra de Dios con una sonrisa”.
Jesús enseñó que la madurez
espiritual nunca es un fin en sí mismo. ¡La madurez es para ministrar!
Maduramos para dar. No es suficiente seguir aprendiendo más y más.
Debemos poner en acción lo que conocemos y poner en práctica lo que
proclamamos creer. Impresión sin expresión causa depresión. El estudio
sin servicio conlleva a un estancamiento espiritual. La antigua
comparación entre el mar de Galilea y el Mar Muerto aún es cierta.
Galilea es un lago lleno de vida que recibe agua pero también da. En
contraste, nada vive en el mar Muerto, porque no tiene salida de agua,
está estancado.
Lo último que muchos creyentes necesitan es otro
estudio bíblico más. Ya saben más de lo que ponen en práctica. Lo que
necesitan son experiencias sirviendo en lo que puedan ejercitar sus
músculos espirituales.
El servicio es lo opuesto a nuestra
inclinación natural. La mayoría del tiempo nos interesamos más en que
“nos sirvan” que servir. Decimos: “Estoy buscando una iglesia que supla
mis necesidades y me sea de bendición”, en vez de decir: “busco un lugar
para servir y ser de bendición”. Esperamos que otros nos sirvan, no al
contrario. Pero en cuanto maduramos en Cristo, el foco de nuestras vidas
debe cambiar cada vez más para vivir sirviendo. El seguidor maduro de
Jesús se para y pregunta: “¿Quién va a suplir mis necesidades?” y vuelve
a pregunta: “¿Qué necesidades puedo satisfacer?” ¿Te has hecho esa
pregunta?
CÓMO PREPARARSE PARA LA ETERNIDAD
Al final de tu vida en la tierra te presentarás delante de Dios, y Él evaluará cuán bien les serviste a otros con tu vida.
La
Biblia afirma: “Cada uno de nosotros tendrá que dar cuenta
personalmente a Dios”. Medita en las implicaciones de esto. Un día dios
comparará cuánto tiempo y energía gastamos en nosotros mismos comparado
con lo que invertimos en servir a otros.
A esa altura, todas nuestras
excusas egocéntricas sonarán vacías: “Estaba muy ocupado” o “Tenía mis
propias metas” o “Estaba preocupado con el trabajo, con la diversión o
preparándome para la jubilación”. Para todas esas excusas Dios
responderá: “Lo siento, respuesta equivocada”. Yo te hice, te salvé, te
llamé y te mandé a vivir una vida de servicio. ¿Qué parte no
entendiste?” La Biblia advierte a los no creyentes: “Él derramará su
furia y su ira en aquellos que viven para sí mismos”, pero para los
cristianos esto significará una pérdida de recompensas eternas.
Sólo
estamos completamente vivos cuando ayudamos a otros. Jesús dijo: “Si
insistes en salvar tu vida, la perderás. Sólo aquellos que dan sus vidas
por mi causa y por la causa de las buenas nuevas siempre conocerán lo
que esto significa en la vida realmente”. Esta verdad es tan importante
que se repite cinco veces en los Evangelios. Si no estás sirviendo, sólo
estás existiendo; porque la vida se creó para ministrar. Dios quiere
que aprendas a amar y servir a otros con abnegación.
SERVICIO Y SIGNIFICADO
Vas
a dar tu vida por algo. ¿Será por una carrera profesional, por un
deporte, un entretenimiento, fama o riquezas? Nada de eso tiene
importancia duradera. El servicio es el camino a la significación real.
Es a través del ministerio que descubrimos el significado de nuestras
vidas. La Biblia afirma: “Cada uno de nosotros encuentra su función y
significado como parte de su cuerpo”. Es en el servicio unido a la
familia de Dios, que nuestras vidas cobran relevancia eterna. Pablo
dice: “Quiero que pienses en cómo todo esto te hace más significativo,
no menos... porque tú eres una parte”.
Dios quiere usarte para marcar
una diferencia en su mundo. Él quiere trabajar a través de ti. No
importa la duración de tu vida sino la donación de la misma. No cuánto
tiempo viviste, sino cómo lo hiciste.
Si no estás involucrado en
ningún servicio o ministerio, ¿qué excusa has estado usando? Abraham era
viejo, Jacob inseguro, Lea sin atractivo, José fue abusado, Moisés
tartamudeaba, Gedeón era pobre, Sansón codependiente, Rahab una inmoral,
David tuvo una amante y todo tipo de problemas familiares, Jeremías
estaba deprimido, Jonás era rebelde, Noemí una viuda, Juan el Bautista
un excéntrico, Pedro impulsivo, Marta preocupada por todo, la samaritana
fracasada en varios matrimonios, Zacarías era impopular, Tomás tuvo
dudas, Pablo tuvo una salud pobre y Timoteo era tímido. Esta es
efectivamente una variedad de individuos que no se adaptan muy bien al
ambiente, pero dios los usó a cada uno de ellos para su servicio.
También te usará a ti, si dejas de dar excusas.
DÍA VEINTINUEVE
PENSANDO EN MI PROPÓSITO
Punto de reflexión: El servicio no es opcional.
Versículo
para recordar: “Porque somos hechura de Dios, creados en Cristo Jesús
para buenas obras, las cuales Dios dispuso de antemano a fin de que las
pongamos en práctica”. Efesios 2:10 (NVI).
Pregunta para considerar: ¿Qué es lo que me impide aceptar el llamado de Dios para servirle?
No hay comentarios:
Publicar un comentario